El verano sigue en marcha y aunque en el
Centro Buendía seguimos preparando un sin fin de actividades culturales de cara al curso que viene, no queremos dejar pasar la oportunidad de hacer un pequeño resumen de todo lo que vivimos gracias a vosotros durante nuestros dos festivales favoritos del año: el
Universijazz y el EstivalUVA 2015.
Pero antes de hacer ese pequeño resumen de las actuaciones de esta edición, queremos agradeceros a vosotros, al público, el apoyo que nos habéis dado acompañándonos en el
Patio de la Hospedería de San Benito noche tras noche y superando con creces las cifras de asistencia de ediciones anteriores. Y eso es lo que más nos motiva.
No nos podemos olvidar tampoco de todos los que nos han apoyado: desde el maravilloso tándem formado por el
Centro Buendía y la Universidad de Valladolid hasta
el Ayuntamiento de Valladolid, que nos cedió el maravilloso Patio de la Hospedería de San Benito. También queremos dar muchas, muchas gracias, a nuestro principal patrocinador:
el Banco Santander. Obviamente, proyectos como estos, sin el esfuerzo y la dedicación de todos, no hubieran sido posibles. Y, a la vez, sin una dirección artística como la que contamos
(¡Gracias Jose Luis Gutiérrez!) no hubiéramos podido disfrutar de las grandes estrellas del mundo del Jazz que desfilaron por el escenario del Patio de la Hospedería de San Benito.
Y, cómo no, también queremos agradecer a nuestros colaboradores:
la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, la organización de las
Noches en San Benito,
la Cadena Ser y El Norte de Castilla, que con su apoyo y cobertura han posibilitado que el Universijazz y el Estival UVA sean aún mejores.
Y ahora, ya sí que sí, os queremos contar cómo ha sido la experiencia de este año a través de un breve resumen. Contaros por qué hemos disfrutado del mejor Universijazz y del mejor Estival UVA hasta la fecha. Y que sean muchos más.
Universijazz.
No nos gusta presumir, pero quizás hemos estado ante
una de las mejores ediciones de nuestro querido Universijazz. Algunos de los mejores músicos de jazz del panorama actual se han subido nuestro escenario:
Maceo Parker, Richard Bona, Nettwork y Lee Konitz. Cuatro estrellas que brillaron en Valladolid ante las 3.700 personas, que además de mejorar la asistencia del año pasado, comprobaron in situ porque el jazz es mucho más que música.
Maceo Parker.
Maceo Parker fue el encargado de abrir por todo lo alto esta edición del
Universijazz. El heredero por derecho propio del gran
James Brown demostró una vez más por qué hoy en día es el rey indiscutible del
soul y del
funck. Una noche perfecta en compañía de un músico excepcional. Y, por si sois de los que pensáis que estamos exagerando, os dejamos algunas imágenes de los privilegiados que se quitaron el sombrero ante esta leyenda a un saxo pegada.
Nettwork.
Y cuando parecía que nada iba a poder superar al bueno de Maceo, apareció por el escenario un grupo que con piano, un contrabajo, una batería y una guitarra, dejaron para la posteridad uno de los mejores conciertos de jazz que se ha visto en nuestro festival.
Charnett Moffet demostró al mundo cuál es la principal tarea de un bajista: hacer mejor al resto de la formación.
Stanley Jordan, por su parte, mostró que hay muchas maneras de hacer las cosas, y hacerlas bien, claro, y permitió al público disfrutar de su espectacular
'tapping'. Y si bien todo el mundo sabía que la batería diabólica de
Jeff “Tain” Watts iba a poner el resto, la sorpresa llegó con la voz y el piano de la más que joven promesa del jazz
Casimir Liberski. Un concierto memorable para un día irrepetible.
Richard Bona.
Y el mestizaje se hizo Blues. Raíces musicales de diferentes lugares del mundo se mezclaron para respetar la estructura clásica de este estilo gracias a
Richard Bona, un músico que a los mandos de un bajo va decidiendo sobre la marcha si es un cantante adornado con un bajo o un bajista con buena voz. Por todo esto, el Patio de la Hospedería de San Benito vivió una noche de verano en la que el escenario parecía que iba cambiando al son del bajo de Richard Bona. A veces, los asistentes estaban en Cuba, gracias al pianista
Osmany Paredes, y en otras ocasiones la ascendencia nigeriana del bueno de Bona hacía que el público notara el ritmo inconfundible de la sabana africana. Blues, jazz, mestizaje y ritmo. Cuatro palabras que describen a la perfección la noche que pasamos con el gran Richard Bona.
Lee Konitz.
En ocasiones se abusa de los términos "leyenda viva", "mito", o "ídolo". Sí, es cierto. Pero también lo es que si buscas esas acepciones en el diccionario del jazz moderno, hay un nombre propio: el de
Lee Konitz. Una figura que mostró a sus 88 años que en ocasiones, y sólo en ocasiones, una silla puesta en el escenario y el solo de un saxo pueden cuadrar a la perfección, demostrando que la leyenda de
Lee Konitz no tiene fecha de caducidad. Un concierto marcado por las notas del maestro que se introducían por los oídos de un público entregado. Unos asistentes que acabaron embrujados, sin saber si aquella esfinge anciana era verdaderamente el que soplaba esa música infernal, o si el mismísimo Belcebú era el que le dictaba las notas, encantado de que su pupilo al que le ha otorgado la vida eterna fuera el que cerrará la edición del Universijazz de este año. Amén.
Estival UVA.
Cambiamos de estilo pero no de escenario. El jazz dejó paso al
Estival UVA de este año, que logró aunar tres estilos musicales muy diferentes en tres noches muy especiales. Un cóctel veraniego con récord de asistencia donde la mexicana
Lila Downs puso el picante,
Pagagnini la locura, y
MClan la actitud.
Lila Downs.
Uno se puede preguntar cómo una artista internacional con varios
Grammy y nominada a los
Oscar de la talla de
Lila Downs puede seguir cantando con un ímpetu atroz a la esperanza y a la búsqueda de una sociedad más igualitaria para todos. Pero cuando la cantante mejicana se subió al escenario supo embrujar al público con su sonrisa perenne y su energía desbordante. Color, ritmos indígenas actualizados y canciones que denuncian la problemática de su país, Mexico, sin perder ni una pizca de romanticismo cada vez que se arrancaba con una balada. Una mujer de palabra que dedicó su última canción a la gran
Chavela Vargas (que la nombró no sin razón su sucesora), y que con la mano en el corazón acabó con el público despidiéndola de pie a sus espaldas.
Pagagnini.
El humor y la locura de
Ara Malikian, Eduardo Ortega, Gueorgui Fourdnajev y Fernando Clemente llegaron con fuerza a San Benito demostrando que la música clásica se puede interpretar de muchas maneras. Cuatro violines aderezados con teatro y locura, con diversión y sorpresas que desataron la risa del público y dejaron claro que la música clásica es, cómo su nombre indica, música, y que está hecha para que cualquiera pueda disfrutarla. Los asistentes vivieron una noche diferente, una noche en la que cuatro estrellas del rock tocaron música clásica o, dicho de otro modo, una noche en la que cuatro "primeros" violines cambiaron sus cómodas sillas lejos de la gente por un escenario arropado por un público entregado
M CLan.
Qué mejor manera de cerrar el estival que con uno de los grupos más emblemáticos del rock español.
M Clan, encarnado en la actitud y la voz profunda de
Carlos Tarque, celebraron en el Estival su treinta cumpleaños. Un concierto para ver de pie, y donde las gradas del Patio de la Hospedería de San Benito sufrieron los saltos de un público entregado desde la primera canción. Los grandes éxitos de
M Clan rompieron las gargantas de los asistentes y empaparon de rock el fin de fiesta del
Estival UVA que concluyó con
Carlos Tarque paseando entre las primeras filas cantando junto al público, y demostrando, una vez más, lo grande que puede ser una noche de verano de la mano del
Centro Buendía y la Universidad de Valladolid.